Somos ante todo criaturas de costumbres y nos sentimos  atraídas por la seguridad de lo que nos es familiar. ¿Pero qué ocurre cuando lo familiar se torna inseguro, cuando el miedo que  tan desesperadamente intentamos evitar nos encuentra donde vivimos?. El miedo nos paraliza nos aterra y nos bloquea, en muchos momentos de nuestra vida, pero ¿Porque no somos capaces de enfrentarnos a ellos y de vencerlos?. Dejamos correr toda una vida para darnos cuenta que tener miedo no es nada malo y mucho menos poder enfrentarnos a él. Pero solo basta el simple hecho de tener miedo a algo para no enfrentarlos y dejar que nos consuma por dentro y que nos haga más débiles de lo que somos.  Hay muchos tipos de miedos, miedo a no quedarse solo, miedo al que pasara mañana, miedo a las alturas o incluso miedo a lo desconocido. ¿Pero porque tener miedo a lo desconocido? Si en realidad no lo conocemos no tenemos por qué tenerle miedo, lo desconocido tarde o temprano vendrá queramos o no, es mejor que cada uno se haga a la idea de que sus miedos tarde o temprano vendrán a por él y que lo mejor que se puede hacer es enfrentarte a ellos y no dejar que te consuman. Ya que de ello depende nuestro destino, un destino que cada uno a lo largo de su vida elabora, como si de una comida se tratase. No hay que tener miedo a quedarse solo, tampoco a tener miedo de algo como pueden ser las arañas, alturas o a lo desconocido. El miedo esta está en nuestra mente no en nosotros, por eso cada uno debe saber que tener miedo es una cosa bueno y no hay que avergonzarse de tener miedo a algo, si no tuviésemos miedos seriamos robots sin miedos ni sentimientos . Y por eso somos  muy a nuestro a pesar la suma de nuestros miedos, para aceptar el destino debemos inevitablemente enfrentarnos a esos miedos y conquistarlos ya venga de lo familiar o de lo desconocido.